25 de Octubre. Hace justamente un año me ingresaron, y hace justamente un año empezó todo este largo viaje.
Imaginad, lo que son unas simples piedras en la vesícula, en cuestión de unas horas se convierten en algo tan feo como la palabra CÁNCER. Y menos mal que existieron esas piedras en la vesícula, porque sino, no se que hubiera podido pasar.
¿Cuántas pruebas me llegarían a hacer? No puedo ni contarlas. Pruebas horribles y dolorosas, operaciones, y pruebas relajantes y en las que te sientes incluso agustito. Ya esos días empiezan a cambiar tu forma de ver las cosas, de cómo se sentirán todas esas personas que llevan tantísimos años sometiendose a todas esas pruebas y viviendo prácticamente en el hospital.
No se exactamente cuantos días estuve ingresada, pero fueron muchos. Ya me paseaba por allí como si fuera mi casa, y ya conocía el nombre de todas las enfermeras y auxiliares. Y cuantas visitas... cuánto amor. De mis padres principalmente, pero también de familiares, de amigos, y de la familia del que entonces era mi novio, y de él por supuesto. Que bien me trataron todos y que querida me sentía. Sin ellos, todo hubiera sido muy diferente.
Porque es difícil dar la cara cuando te acabas de enterar de que por ejemplo tu hija, tu amiga, tu novia o tu prima tiene cáncer. Y ellos siempre fueron fuertes, no se derrumbaron, me sorieron y me dieron todos los ánimos del mundo. Ellos me decían que esos ánimos no me hacían falta, pero en realidad soy una persona frágil, y sin su cariño no lo hubiera conseguido. Por eso, a todos ellos, muchísimas gracias.
Ese día 25 de Octubre lo cambió todo. Parecía subrealista cuando las enfermeras de urgencias abrazaron a mi madre fuera del box, diciendola que me iba a curar. Y llevabamos un par de horas en urgencias cuando todos estaban demasiado seguros de que fuera cáncer, y todo tan derrepente...
Y así fue: un cáncer linfático, linfoma de Hodgkin. Preservación de feritilidad con extracción de ovocitos, pet, quimioterapia, yatrox, zumos de frutos rojos y muchas más cosas nuevas para mi. Cosas nuevas malas, y algunas buenas. Y otras geniales, como toda la gente que he conocido en el hospital o en internet. En especial, a mi Mónica. Que suerte tengo de que esté en mi vida una persona tan buena como ella.
Y un año después, después de pasarlo todo y de sentirme por fin sana, vuelve la incertidumbre. Vuelven los sudores y el cansancio. Y con unas decimas de febricula incluidas. Vuelven las pruebas y las dudas. Pero esta vez no puede ser... no va a ser. No será cáncer. Tengo un buen presentimiento.
♡ ♡ ♡